domingo, 11 de noviembre de 2012

Fuente de Salud I



La Botica Apícola


En esta sección de nuestro blog vamos ir describiendo las propiedades curativas de los productos de la colmena, auténtico hospital de la Naturaleza. Así mismo, iremos describiendo las formas terapéuticas y tratamientos que podemos usar, de una forma sencilla y natural, como ayuda a la curación de diferentes trastornos y patologías. Este conjunto de técnicas es conocido hoy en día con el nombre de “Apiterapia”.

Entre los dones curativos que nos ofrecen las abejas se encuentran: las Mieles, la Jalea Real, el Própolis, la Apitoxina (veneno), el polen, los Aromieles (combinación de miel con extractos y aceites esenciales de plantas medicinales), la cera, el Pan de abeja y el apilarnil (larvas).

Todos ellos cumplen el principio Hipocrático esencial: “Que tu alimento sea tu medicina.” Hemos de decir que aunque la apiterapia no constituye en sí una materia médica, como es el caso de la Alopatía, Homeopatía o Naturopatía, sus aplicaciones y fórmulas forman parte de muchos de sus tratamientos. Por tanto podemos hablar de la apiterapia como terapia alternativa complementaria y auxiliar de la medicina convencional. No obstante, en la práctica clínica, descubrimos que existen una gran variedad de patologías que remiten y curan completamente con los tratamientos con fórmulas apiterapéuticas, a los que se reconocen mediante múltiples investigaciones fármaco-clínicas propiedades  inmunoestimulantes, antiinflamatorias, analgésicas, expectorantes, bactericidas y antisépticas, tonificantes (digestivas y respiratorias), dermatológicas (quemaduras y ulceraciones),  cicatrizantes, así como cardio y hepatoprotectoras.

Comencemos pues a conocer los efectos de la Alquimia apícola en la salud de nuestro cuerpo-mente, a través de diferentes entradas que irán apareciendo en este blog.


LA MIEL



Es el producto elaborado por las abejas melíferas a partir del néctar de las flores y determinadas secreciones y jugos de las partes vivas de las plantas. Las abejas liban estas sustancias con la ayuda de sus trompas y las almacenan en el llamado buche melario, donde  se produce la transformación de las mismas con determinados fermentos y enzimas (diastasas) segregados por sus glándulas salivares, hasta que la transportan a la colmena. Allí la abeja recolectora lo regurgita para dárselo a una abeja obrera, que a su vez lo transmite a otra, y así sucesivamente la miel se deshace poco a poco de su agua enriqueciéndose con las secreciones de esta alquimia comunitaria.  Por esto la miel, predigerida por las abejas, constituye un alimento de rápida y fácil absorción para el ser humano. Posteriormente la miel es almacenada en los alvéolos hexagonales de la colmena, donde madurará después de 3 o 4 días. Luego, para evitar la fermentación, una obrera cerrará el alvéolo con una cobertura de cera en un proceso conocido como operculación. Entonces, en éste vacío absoluto, comienzan ciertos procesos bioquímicos durante 3 o 4 semanas, en las que la miel alcanza su máximo grado de pureza. Para fabricar 1 Kg de miel, las abejas deben realizar alrededor de 50.000 vuelos y visitar más de 1 millón de flores.






En la legislación francesa se prohíbe unir a la palabra “miel” el adjetivo “natural”, ya que ésta en su origen es siempre natural 100%. La miel contiene unas 70 sustancias diferentes, sustancias por otro lado de las más necesarias para nuestro organismo: 17 % de agua, 80 % de azúcares (principalmente monosacáridos de rápida absorción y fácilmente asimilables), enzimas naturales entre las que destacan las diastasas (amilasa, invertasa, catalasa, peroxidasa, etc. que permiten una rápida recuperación de energía en el desgaste físico como en el caso de los deportistas) o la glucosa-oxidasa de efecto antibacterilógico, sales minerales entre las que destacan el calcio, sodio, potasio, magnesio y fósforo, vitaminas B1, B2, B3, B5 B6, C, E, K, Caroteno, además de ácidos orgánicos, aminoácidos y proteínas, sustancias aromáticas esenciales y factores antibióticos naturales.

Ya en el 2700 a.C. se encontraron en Mesopotamia unas tablillas sumerias de arcilla donde se habla de la miel como medicamento. En papiros egipcios de unos 2000 años a.C., como el Ebers, ya se habla de las propiedades curativas de la miel y la cera. La medicina egipcia, además de variados usos terapéuticos, consideraba la miel como una “fuente de inmortalidad” usándola junto al própolis en el embalsamamiento y momificación y de los restos mortales del faraón. Es larga la cadena de conocimientos y tratados sobre el uso medicinal de la miel a lo largo de la historia (hindúes, griegos, árabes, alquimistas medievales, etc.), lo que nos lleva a la conclusión de que pocos remedios terapéuticos gozan de tan amplio bagaje documental, antecedentes históricos y mayor campo de experimentación clínica (prácticamente toda la humanidad), como la miel.

Cómo usarla


La miel, a parte de sus riquísimas propiedades nutricionales, requiere de ciertas condiciones para su uso terapéutico. Las abejas en sus vuelos regresan sistemáticamente a libar en la misma zona floral, lo que nos permite hablar de “tipos y variedades de mieles” dependiendo de la mayor presencia de néctar original de una planta determinada o varias en la miel elaborada. De ahí surge el concepto de mieles “multiflorales” o “monoflorales”. Existe una gran diferencia en la eficacia terapéutica entre unas u otras, prefiriendo siempre para esta finalidad mieles monoflorales (con una cantidad superior al 51% de néctar de una flor característica), ya que permiten una mejor utilización de los principios activos de cada planta, enriquecidos por la alquimia apícola, así como apuntar bien en el blanco de las diferentes patologías.


Todos podemos usar la miel nutritiva y terapéuticamente, incluso los lactantes. Por ejemplo, es un sustituto perfecto del azúcar blanca (de efectos tóxicos) al que podemos ir habituando a los niños en su alimentación cotidiana (máximo 30 gr/día). En adultos se puede tomar entre 100 y 150 gr/día repartidos en diferentes tomas. Sir Edmund Hillary, primer escalador en coronar el Everest, consumía muchos kilos de miel durante la ascensión, que le permitían realizar un esfuerzo sobre humano y reponer su energía, aumentando de una forma sorprendente su resistencia y facilitando su recuperación.

Sólo hay una excepción en la ingesta de miel, los enfermos diabéticos, que en casos graves deben abstenerse de ella, mientras que en las diabetes más suaves y controladas podrían ingerirse hasta 30-60 gr/día, siempre estando pendiente de los resultados diarios del medidor de glucemia y consultando sobre el particular al endocrino. Sin embargo el resto de productos de la apiterapia están muy recomendados para los diabéticos, existiendo curas específicas para sus dolencias y complicaciones particulares.

Centrándonos en su uso terapéutico, las dosis recomendadas son:
  • Dolencias agudas 90 gr/día, distribuidos en 3 dosis de 30 gr (una cucharadita de café) a lo largo del día durante 10 días.
  • Dolencias crónicas,  hasta 2 cucharadas soperas al día durante un mes.
En apiterapia, la miel se recomienda tomarla disuelta en infusiones o zumos naturales. Sin embargo, en nuestra experiencia personal, recomendamos tomarla de la misma forma en que se toman los medicamentos homeopáticos, vía sublingual, es decir, dejándola deshacer y mezclarse lentamente, sin prisas, con nuestra propia saliva debajo de la lengua. Si comprendemos que las mieles no sólo tienen propiedades bioquímicas, sino también bioenergéticas, este proceso de ingestión permitirá que ciertos canales etéricos, presentes en nuestra anatomía energética sutil, puedan extraer los principios alquímicos depositados por el Sol en la plantas, a su vez transformados por éstas y posteriormente por las abejas. No queda espacio en este momento para compartir sobre este particular, que esperamos desarrollar en un futuro al compartir nuestras experiencias en el terreno de la Naturaleza Elemental y Etérica.

La miel para su uso en apiterapia debe ser lo más pura posible, sin los aditivos que suelen usarse en las mieles industriales. Siempre que sea posible debemos recurrir a mieles artesanales de los apicultores de la zona, que podemos obtener en mercadillos de agricultores y herbolarios. Una vez en casa hemos de conservar la miel al abrigo de la luz, el calor y la humedad  y no esperar mucho para consumirla, o perderá poco a poco su aroma y cualidades. La presencia de cristales y solidificación de la miel es un proceso totalmente natural e indicador muchas veces de la pureza del producto. Podemos licuarla al baño maría intentando no sobrepasar nunca los 45º C. Las mieles industriales que encontramos para uso alimentario en los supermercados, han sido sometidas a pasteurización a 78º C, obteniendo mieles líquidas y agradables de aspecto pero que han perdido la mayoría de sus principios vitales esenciales, por tanto no son útiles terapéuticamente.

Hay otras formas de usar la miel en apiterapia como aerosoles (tratamientos de Bronquitis crónica y asma, especialmente miel de acacia al 50% con suero fisiológico en un nebulizador habitual, más nunca de Tilo que puede desencadenar una crisis), ungüentos y pomadas para quemaduras y cicatrizaciones, Aromieles (mezclada con extractos y esencia de plantas medicinales), hidromiel, etc.


Variedades de mieles monoflorales e indicaciones terapéuticas





Seguiremos en esta sencilla guía las indicaciones de los especialistas, mundialmente reconocidos,  Doctores Théodore Cherbuliez  y Roch Domerego, además de nuestra humilde experiencia en este campo. Hay van 10 de las joyas de nuestra botica:

Miel de Romero.- de color ámbar claro y sabor especialmente dulce. Indicada para insuficiencia hepática y vesicular, fatiga general, flatulencias, colitis, reumatismo y trastornos de las articulaciones, así como úlceras del aparato digestivo. No deben abusar de ella los hipertensos por sus efectos tonificantes.

Miel de Eucalipto.- de color ocre, especial aroma y sabor peculiar. Indicada para toda la gama de afecciones del árbol respiratorio, tos, de las vías urinarias e intestinales y colibacilosis.

Miel de Azahar.- casi transparente, aroma exquisito del naranjo y suave al gusto. Indicada para trastornos nerviosos, especialmente para la ansiedad, sedante, eficaz en el insomnio en niños y adultos, palpitaciones y migrañas. 

Miel de Lavanda.- de tonalidad ambarina con la aroma del espliego, indicada para afecciones respiratorias, gripe, quemaduras, heridas infectadas, picaduras de insectos así como úlceras estomacales y duodenales.

Miel de Brezo.- de color ámbar con tonalidades rojizas y trazas amargas al sabor, indicada para Cistitis, prostatitis, infecciones intestinales y fatiga general.

Miel de Tomillo.- de tonos rojizos y sabor fuerte, indicada para afecciones digestivas e infecciosas en general, tos, acidez estomacal, diarreas, por su riqueza en hierro es recomendada en los casos de anemia, reguladora de la tensión arterial.

Miel de Castaño.- de color ámbar oscuro, aroma amaderado y sabor dulce con notas amargas, indicada especialmente para la Anemia, así como astenia y trastornos circulatorios.

Miel de Tilo.- de color amarillo suave y fragancia característica, indicada para Angustia, nerviosismo e insomnio (un vaso de leche caliente con una cucharada de miel antes de dormir).

Miel de Acacia.- de color clara, aroma suave y dulce, indicada como laxante eficaz, reguladora intestinal, calmante suave, especialmente recomendada para lactantes y niños de corta edad.

Miel de Retama del Teide.- es exclusiva de colmenas ubicadas en la zona del Parque Nacional de las Cañadas del Teide, de color claro puede presentar tonos rojizos si contiene algo de néctar de Tajinaste, sabor suave y agradable, indicada por sus efectos diuréticos y beneficiosos para el sistema circulatorio, posee efectos tónicos cardíacos así como para tos, laringitis y otras dolencias respiratorias.



Retama del Teide


                                                                                                                      Continuará ...



INFORMACIÓN y SUGERENCIAS Fraternidad.Apicultores@gmail.com


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